2006-06-01

22/05/1992


Así estábamos, sin ropas y vulnerables.
Ella, (¿esperándome? ¿impaciente?) estaba ahí, con su sonrisa imborrable, mirándome, y hacia donde yo fiera me seguía con la mirada. Estoy sudando, quién no. Las gotas caen sin sentido sobre el papel y ella, en la misma posición, me ve, me sonríe.
Pero no puedo hacer nada más allá de esto contigo. Simplemente hay algo que me lo impide.
Aunque sabes despertar ansias, no podremos hacer nada. Por más que me muestres tus tesoros; por más que tus senos y tus ojos grises aceitunados me sigan llamando.
Yo seguiré preocupado, lamentándote, aunque no pueda evitar esta sublevación de las gónadas cada vez que te veo. Lo siento, amor, estoy condenado a estar ansioso de ti. Lo siento, así es el juego.